Con consternación y revuelta, denunciamos en los más firmes términos los asesinatos de al menos seis ex combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), noticiados el 20 de octubre por René Hertz, portavoz de la Zona Veredal Transitoria de Normalización de La Paloma.

Los ex combatientes fueron encontrados atados y muertos en el municipio de Charco. Su asesinato suma a las constantes denuncias de ex combatientes y miembros del nuevo partido político FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común) sobre la continuidad de la violencia. La transición a la lucha por justicia social y transformación en la legalidad demostró la apuesta por la paz y la construcción de una sociedad mejor para todos.

Sin embargo, las muertes de José Miller Estupiñán Toloza, Carlos Sinisterra, Edinson Martínez Ordoñez, Duber Alberto Obando Vallecilla, José Alfredo García Estupiñán y Johan (cuyo nombre completo aún no es conocido) y de cualquier otro colombiano no pueden pasar incólumes. La violencia y la impunidad pueden hacer descarrilar un largo proceso diplomático que posibilitó vislumbrar la paz tras cinco décadas de conflicto armado, y que incontables partidos, movimientos populares, sindicatos, organizaciones internacionales y organizaciones de paz como el Consejo Mundial de la Paz hemos saludado con esperanza.

Los grupos paramilitares siguen actuando en la región en contra de todos los compromisos asumidos por el gobierno colombiano con la promoción de un escenario de seguridad para el proceso de paz y el desbaratamiento de esas pandillas. Reiteramos, así, en los más firmes términos, que es inaceptable la persistencia del paramilitarismo.

Además de las víctimas mencionadas, dos miembros del pueblo indígena Awá (Alirio Zabala y Geovany Zabala), el líder comunitario de Tumaco José Jair Cortés, la profesora y líder sindical de Tolima Liliana Astrid Ramírez, la defensora de los derechos humanos de Medellín Liliana Patricia Castaño y, José María Eliecer Carvajal, de Putumayo, también fueron asesinados.

Los movimientos colombianos denuncian que en menos de un mes 19 líderes sociales fueron asesinados por paramilitares y siete campesinos fueron asesinados por la policía en Tumaco, manteniendo el ambiente de violencia, amenazas y persecuciones vigente durante las últimas décadas.

Los solidarios al pueblo colombiano manifiestamos profundo pesar a las familias de las víctimas y su firme apoyo en la exigencia de cambio para que una paz justa, sólida y duradera pueda ser construida en Colombia y en América Latina. Para ello, es urgente el desbaratamiento de las pandillas paramilitares como una de las principales causas de la persistencia de la violencia.

Instamos a las autoridades colombianas a que reconozcan estos casos, castiguen a los culpables y actúen con urgencia para evitar que se repitan.

El Consejo Mundial de la Paz ha reiterado con frecuencia nuestra convicción en la posibilidad de paz para toda la región desde que todos asuman sus compromisos con su construcción, para la transformación real y efectiva.

Socorro Gomes
Presidenta del Consejo Mundial de la Paz
22 de octubre de 2017